El dominio de la inteligencia práctico simbólico totalizadora
En más de una década de investigación sistemática, en distintas comunidades de la zona andina de la Provincia de Salta, nos sentimos en condiciones de aportar una nueva interpretación del modo de conocer de sus hombres.
En general, los estudiosos, a la hora de caracterizar el tipo de conocimiento predominante en las comunidades andinas, han caldo en un reduccionismo, a raíz de haber absolutizado en sus patrones de análisis la teoría del mito, siguiendo a menudo a Lévy Bruhl y su teoría de la mentalidad pre-lógica.
Si se observa que, de manera individual “los primitivos razonen como nosotros, de que tengan una conducta semejante a la que nosotros observamos no se deduce que en su actividad mental obedezca siempre a las mismas leyes que la nuestras.
En efecto -dice Lévy Bruhl- en tanto que colectiva, ella tiene leyes que le son propias, y primera y más general es la ley de la participación”. (1)
Si bien el estudio del mito ha evolucionado y se ha enriquecido desde Lévy Bruhl, hasta nuestros días, lo que nos ha permitido comprender aspectos claves del ser y el existir del hombre andino, la absolutización de la perspectiva mítica deja en un cono de sombra otros aspecto también esenciales.
Lusch, el autor que más ha profundizado en el estudio del hombre andino, acuña la categoría del mero “estar” del andino como rad1cación contemplativa en la realidad, sostenida por el absoluto. Absoluto que es ambivalente: fasto-nefasto, ordencaos. Opuestos que en el “estar” se equilibran a través de “operadores seminales”, los que consisten en “hallar una superación, si se quiere dialéctica, a una oposición inmediable, casi siempre mediante la ubicación de la unidad conciliadora en un plano trascendente. En vez de desplazarse sobre las afirmaciones como lo hace el pensar causal, el seminal se concreta a una negación de todo lo afirmado… y requiere en término de germinación -en tanto es ajeno a un manipuleo consciente esa afirmación trascendente”.(2)
Ve Kusch que en el hombre andino se da la necesidad de una unidad salvadora que se expresa en el pensar seminal, en términos de contemplación y espera, en tanto se sustrae a un compromiso con la realidad exterior. Mientras el pensar causal, requiere del quehacer, es activo, y exige la constatación por parte de la conciencia.
El pensar causal produce un caos de opiniones acerca del mundo y el pensar seminal, frente a ese caos exclama: “el mundo es así”. Al decir: “el mundo es así”, totaliza su pensamiento y logra situarse NO en el área del conocimiento, sino en el área del saber. El pensar seminal no somete el juicio a la instancia de verificabilidad, sino que incorpora el antidiscurso o negación de las circunstancias que bloquean las posibilidades de ser.
“En todo esto -dice Kusch- de nada me vale el modelo de la ciencia. Esta obra en forma residualizante y prevé, incluso la afirmación que podr1a también negarme… La afirmación de una verdad económica no contempla mi acontecer cotidiano, sino que sencillamente me ignora. En ciencias mi existencia tiende a ser victima de ella, porque lo científico es una manera de colocar en firme la afirmación para poder reaidualizar lo negativo, aún cuando se trate de mi propia vida”.(3)
La ciencia es, para este autor un refugio impersonal que transfiere el “es” del modelo científico al propio ser, lo que convierte al sujeto en un ser dependiente y cosificado.
Georges Gusdorf, en su obra “Mito y Metafísica”, fue el primero en advertir que la conciencia mítica se distingue esencialmente del conocimiento racional y científico, sin oponerse él, como lo sostienen la mayoría de los autores que han estudiado las comunidades “arcaicas” o “míticas”. Nosotros coincidimos con Gusdorf, como intentaremos demostrarlo con el estudio que a continuación transcribimos.
Antes de iniciar nuestro análisis, creemos importante señalar que el hombre andino de la Provincia de Salta no pertenece, como algunos autores -enrolados en la corriente indigenista lo sostienen- al grupo aborigen colla.
Los salteños en general nos reconocemos como collas, pero ni siquiera el nativo de la puna, se reconoce como aborigen, sino como lo que étnica y culturalmente es: criollo mestizo. Mestizo cuyos ancestros se radican en los pueblos originarios de estas tierras: cacanes, ocloyas, atacamas, quienes tuvieron contactos con tiahuanacotas e incas y recibieron su influencia, y luego fusionaron su sangre a la del español y, posteriormente, a los otros inmigrantes que se radicaron y arraigaron en estas tierras.
Aunque la aclaración que antecede pueda resultar forzosa en un trabajo de corte filosófico, su importancia resulta sumamente significativa a la hora de evaluar la realidad del hombre andino e implementar planes y proyectos educativos, culturales y productivos. Nosotros, en nuestra investigación en la región andina de la Provincia de Salta(4) vivimos experiencias donde el mito es vigente en toda su magnitud, en ellas la lógica no cuenta, como ya lo hemos analizado en otros trabajos nuestros; pero en el resto de nuestras experiencias, más del cincuenta por ciento del total, encontramos discursos afirmativos, encadenados de manera causal, que no violan los principios de la lógica tradicional, aunque generalmente se expresen en un lenguaje simbólico, al que habrá que interpretar.
Cuando preguntamos al nativo ¿cómo se llama?, siempre nos contestó :”Yo soy…” “Soy Venancio Flores hasta que Dios me llame, por la tierra que piso y el polvo que levanto” (78 años, San José – Iruya). El sentido de la expresión, al margen de su poesía y su verdad, no es otro que el de la afirmación del ser y el reconocimiento de la identidad. “Identidad de afirmación -dice Elena José-, el hombre del que nos estamos ocupando se afirma en el paisaje, en sus costumbres, en el amor, en la memoria, en el pasado, en sus tradiciones, en sus ritos, en su lenguaje. Lucha por la afirmación de su ser”. (5)
La respuesta de don Venancio afirma su identidad en las circunstancias, realidad exterior, mundo, de la que no se sustrae, porque no las considera un obstáculo a sus posibilidades de ser, como lo afirma Kusch, sino que las asume como realidad en la que su vida se despliega: “Por la tierra que piso y el polvo que levanto”.
La expresión tiene en el contexto que se expresa, carácter simbólico. Paul Ricoeur considera que por el símbolo se da una producción de sentido, como expansión del lenguaje interno al mismo, y descubrimiento de rasgos inéditos de la realidad. A cada uno de estos factores les llama -este autor- innovación semántica y función heurística, respectivamente. Por lo que, el símbolo es más que una metáfora literaria, una metáfora viva.
En la metáfora viva juega el sedimento dado en el horizonte de experiencia o arraigo del sujeto en su mundo, costumbres, tradiciones, y juega la innovación impuesto por el horizonte de expectativa que proyecta la imaginación al futuro.
La bravura del toro se expresa en una actitud que implica levantar tierra con sus manos. Esa imagen es el correlato real, que viene de la experiencia en don Venancio. De modo que, su expresión: “el polvo que levanto” se da desde el horizonte de la experiencia, en una innovación que atribuída a su “ser en el mundo”, no significa un aceptar dócil las circunstancias sino un compromiso crítico y responsable, un pasar dejando señal y asumiendo las consecuencias.
Otra copla tradicional en esa misma región, es la que nos ha permitido, junto a la propia experiencia , descubrir el sentido simbólico del discurso de don Venancio y dice:
“Yo soy ese toro negro
que viene del lao de abajo,
echo tierra con las manos,
con el lomo la barajo.”
Así, la tierra levantada no se esfuma en una atmósfera vacía, sino que vuelve, es cargada en las espaldas de aquél que la levantó. “Los s1mbolos -dice Ricoeur, en “Educación y Política”- son interpretaciones internas a los fenómenos culturales antes de ser objetos de interpretación: en virtud de estos operadores inmanentes de interpretación tal acción particular equivale a…, cuenta como …, brevemente, debe ser interpretada como… Gracias a esta función los análisis formales estructurales son reorientados hacia la interpretación concreta”.6
Si en el discurso descripto, el estudioso omite considerar el símbolo e interpretar su sentido, verá. tal vez poesía, metáfora literaria., pero quedará para él oculta la reflexión critica y comprometida con la realidad, que en él mismo se expresa…
Por otra parte, el principio de individuación que se manifestó en la expresión de don Venancio Flores en su respuesta, desmiente en gran medida la tan difundida fusión del aer individual en el yo colectivo que afirman muchos de los especialistas, en comunidades de este tipo. Para nosotros, en base a la experiencia vivida, en el hombre andino el “uno mismo”, se vive como distinto e independiente de todos lo demás, constante que no invalida su actitud solidaria, sólo en algunos aspectos de su Existir, y de manera más general vive su ser como part1cipe de una comunidad cultural homogénea, lo que se distingue radicalmente de la fusión del yo individual en el yo colectivo que violando la realidad de la existencia andina, conduce al fracaso los proyectos comunitarios, que en ellas se implementan, pues idealizan desde una exterioridad te6rica, una condición ajena a esa comunidad.
La experiencia práctica es quien proporciona a los nativos los elementos indispensables para dar a los mismos el valor de símbolos.
Sin embargo, para que un objeto cualquiera convierta en símbolo, se requiere de un proceso intelectual, critico, reflexivo. Loa intelectuales, contamos en cambio con un vocabulario técnico, que cumple la función del símbolo en el nativo, con la diferencia que, nosotros hemos incorporado -aprendido- ese vocabulario; sin mayor esfuerzo creativo, y el nativo lo construye en cada caso.
En una oportunidad partictpábamos de una conversación con varios nativos de Molinos, acerca de la situación política preeleccionaria, uno de los presidentes, don Isidoro Tapia, expresó:
“- Mirá, estos, de todo los partidos, sin que se libre uno, son cochapoyas, cuando les pilla el reuma salen a la playa”, y otro replica: “Pa’ mi son miquilos nomás”, un tercero: “- Pa’ mi pejperis:”, y el último -el más viejo-: “-Hay alguno que sea como el perro”.
El diálogo, zoológico en apariencia, se trataba de una reflexión politico-filosófica. Las cochapoya, (cocha = estanque, barrial en quechua; poya = gallina), son pequeñas gallinetas que viven en ciénegas y barriales, summente sucias en sus costumbres y que sólo salen de los pantanos cuando su medio se les vuelve adverso o necesitan alimentos. Al usar como símbolo a la “cahapoya”, don Isidoro Tapia, atribuye al político las características de ese animal, pero con imaginación, le adjudica. la simulación de un mal ajeno, con analogía al pol1tico que simula ajenos agentes adversos que obstaculizan su accionar, para convencer a los demás que, aniquilados esos agentes, au accionar será efectivo.
En la réplica el símbolo es otro animal: “el miquilo”, similar a la nutria, de bella apariencia y piel muy fina, que vive en represas y diques y tiene una actitud destructora pues orada los muros de las presas produciendo graves filtraciones, en perjuicio de la comunidad y los cultivos. La simbología resulta entonces evidente, en el político, detrás de una apariencia se oculta una actitud destructora.
Por su parte, el “pejpery” es una pequeña lechuza que viene de noche y se alimenta de los huevos de otras aves de manera violenta . El símbolo muestra al político fantasma, que fue elegido y su acción pública no se ve: diputados, senadores, concejales, pero que se vale de sus atributos de poder y fueros, en boneficio propio.
En el último caso, el símbolo es esperanzador el perro es fiel a su amo, le retribuye el afecto y cuiidado, en protección y custodia.
Un intelectual es posible, realizaría los mismos razonamientos en su radiografía de los perfiles políticos vigentes, y los titularía: “Vicios en la Deontolog1a del Político”, au análisis lo haría en términos académicos comprensibles universalmente en ámbitos académicos.
Entiendo, en estos razonamientos del nativo, hay un análisis en búsqueda de causas, funcionan los principios de la lógica, no existen contradicciones y existe una asunción de la realidad de manera crítica, y no un antidiscurso para evadirse de ella, en un “estar” contemplativo, come lo señala Kusch.
Creemos, sí, que en el nativo existe un saber participativo, que se alimenta en la experiencia vital, y se proyecta al futuro posible. En el intelectual existe también un saber participativo, siempre en el ámbito de la comunidad científica, que se alimenta de experienia, más que vital, de laboratorio y de la teoría, y que pretende proyectarse a un futuro posible, sin lograrlo las mis de las veces, por las razones que venimos exponiendo.
La inteligencia práctica del hombre andino, no sólo permite juzgar situaciones sociales, morales o económicas de la vida cotidiana, sino resolver complejos problemas de la física.
Cuando en una oportunidad caminábamos con don Sandalio Quispe, en Santa Victoria Oeste, ante la presencia de una acequia que subía más de 300 m. por las faldas de un cerro, preguntamos: “- La acequia que se ve en el cerro de la obra banda, ¿sube?, don Sandalio”. “-La mos sacao nosotros pa’ regar el sembrao que tenimos arribita. El río va colgao donde mos sacao la cabecera, ah’i viene pechando la agüita y dentra en la’cequia. -Mos paliao de ahí pa’arriba y pircao el asiento, llega detenida el agua en la primer tendida, la otra va pa’abajo y llega pechando. As1 va pa’bajo, pa’arriba, güelta y güelta hasta que sale el alto q’es el mesmito contorno que huerta, ande cae el río, de ahí viene colgao, digamos”. “-Mucho trabajo les habrá costado hacer esa acequia?” “-No ha’i ser, respetando la agüita, se sale al alto”.
Nuestra pregunta, no se enfrenta -como en otros casos- con el lacónico “así nomás es” del nativo. Respuesta que implica sí, un pensamiento pre-critico, repetltivo y por ello claramente mítico . O -dicho en el lenguaje orteguiano- ello implica que ese hombre está instalado en la creencia.
En la respuesta del nativo hay razones, plasmadas en imágenes plásticas de gran significación para aquél que ha tenido la vivencia de ese mundo y que pueden traducirse a un lenguaje más universal para hacerse inteligibles en un contexto más amplio.
Respuesta del Nativo
“El rio va colgao donde ‘mos
sacao la cabecera”.
“Viene péchando la agüita y
dentra en la ‘cequia.”
“Mos paliao de ahi pa’arriba
y pircado el asiento.”
“Llega detenida en la primera tendida”.
“La otra va pa’bajo,llega pechando;
así pa-bajo, pa’arriba.”
“…hasta que sal al alto
que es el mesmito contorno
que Huerta.”
“…respetando el agüita se
sale al alto.”
Respuesta del “civilizado urbano”
Donde el rÍo desciende hemos
iniciado la acequia.
Allí el agua viane con fuerza
por eso entra en el cauce que hemos abierto
y fijado en su base con piedras hacia arriba.
Como el curso en ascendente el agua llega lentamente
sin fuerza en el primer tramo.
Pero como el próximo tramo es descendente
el agua recobra su fuerza. Los tramos se repiten
de manera ascendente-descendente.
Hasta lograr su nivel natural que es el de
la localidad de Huerta,
donde al río comienza su descenso.
De modo que no es que nosotros hayamos
logrado hacer subir el agua,
simplemente hemos respetado su nivel.
Son siete razones encadenadas de manera 1ógico causal, a las que eate hombre llegó por experiencia práctica y pudo explicar didácticamente usando el símbolo como en los ejemplos anteriores.
Por todo lo dicho vemos que en nuestro hombre, se destaca una actitud gnoseológica respetuosa, que le permite descubrir el sentido de las cosas y trascender de lo fenoménico a lo nouménico, de lo físico a lo metafísico. Paralelamente, el respeto que él vive en su relaci5n con las cosas y el develamiento de la verdad, lo exige de los otros para sí y su mundo, con mecanismos inéditos, ante los cuales por siglos hemos sido indiferentes, falsificando con nuestros juicios su ser, su cosmovisión y su mundo, al adjudicarles las categorías de la barbarie sarmientina y obrar en consecuencia.
Quiero terminar este trabajo con una cita de mis jovenes alumnos de Antropología Filosífica, que al escribir su informe sobre su trabajo de campo en la lejana localidad de Nazareno, y referirse a la actitud de maestros y profesionales de la salud para con el nativo, afirmaban: “Los que no son de Nazareno y viven allí por razones de trabajo: maestros y funcionarios, obran como el hombre que describe Idrias Shah en su obra “Lo que un pájaro debería ser” cuando dice ‘una vez un hombre encontró un halcón posado en su ventana, nunca antes había visto tan extraña paloma, entonces le cortó su aristocrático pico, enderezó y recortó sus garras y lo dejó en libertad diciendo: ahora pareces un pájaro, alguien ha sido negligente contigo’.”
Salta, mayo de 1989.
Mercedes Puló de Ortiz()
() Profesora regular de “Pensamiento Argentino y Latinoamericano” en la Universidad Nacional de Salta (Argentina).
Referencias:
l. Puna: Departamento de los Andes y Norte del Departamento de la Poma.
2. Pre-Puna: Departamentos de Iruya y Santa Victoria.
3. Sierra Sub-Andinas, Valle Calchaquí y Valle de Lerma, Valle de Zenta.
Notas
1 BRUHL Lévy; Las funciones mentales en las sociedades inferiores, Bs.As. Lautaro, 1947, p. 69.
Z KUSCH Rodolfo; El Pensamiento Indígena y Popular en América. Bs.As.: ICA, 1973, p.29.
3 KUSCH Rodolfo; La negación en el pensamiento popular, Bs.As.: Cimarrón, 1975, p. 8.
4 En Apéndice colocamos un mapa de los Departamentos que componen la Región que estudiamos.
5 JOSE Elena Teresa; Análisis lógico del discurso popular salteño.Indito, UNSa., 1968.
6. RICOEUR Paul; Educación y Política, Bs. As.: Ed. Docencia, 1984, p.25.
Bibliografía
CAZENETNE J.
1967 La mentalidad arcaica, Bs. As.: Siglo XX.
CENCILLO Luis.
1976 Mito, semántica y realidad, Madrid: B.A.C.
COMAS Juan
1974 Antropología de los pueblos iberoamericanos. Barcelona: Biblioteca Universitaria Labor.
JOSE Elena
1978 Análisis lògico del discurso popular salteño. Salta: Universidad Nacional de Salta.
KUSCH Rodolfo
1973 El rensamiento indígena y popula en América, Bs. As.: ICA.
1975 América Profunda, Bs. As .: Bonun .
1975 La negación en el pensamiento popular, Bs.As.: Cimarrón.
BRUHL Lvy
1947 Las funciones mentales en las sociedades inferiores, Bs.As.: Tauro.
LEVY STRAUSS Claude
1973 Antropología Estructural, Bs.As.: Eudeba.
RICOEUR Paul
1970 Freud: una interpretación de la cultura, Méjico: Siglo XXI
1976 Hermenéutica y Psicoanálisis, Bs.As .: Megápolis.
1984 Educación y pol1tica, Bs. As.: Docencia.